Al aproximarse el año nuevo



Al aproximarse el fin de año, algunos solemos preguntarnos  muchas cosas: por ejemplo, si ha sido un año más o un año menos.  Un año que trajo o que  se llevó, un año que talló nuestro destino  o uno que pasó sin dejar huellas, un año para recordar o para olvidar…. Y nos miramos en ese espejo del alma que es la conciencia y nos decimos muchas cosas: nos culpamos por todo lo que no hicimos, nos acusamos por los errores cometidos, nos lamentamos de lo que no hemos completado o por lo que hemos dicho, y a veces nos alegramos por pequeñas cosas.   Floreció una planta, tracé un puente, pedí perdón y me sentí aliviado,  aprendí,, conocí un sentimiento nuevo…..Pequeñas cosas…..

Pero lo vivido no puede cambiarse.  Uno puede intentar retocar los recuerdos como si utilizara un “photoshop”, disimular algunas sombras, iluminar algunos silencios, colorear la vida para que no nos duela tanto… Uno puede mentirse  Teñir una cana, cubrir una arruga con la mano, contraer el vientre para que parezca menor. Pretender que el paso del tiempo se detenga mediante una cirugía plástica, un corte de pelo, un nuevo vestuario.  Uno puede llamar a la pereza, libertad, a la desidia, sentido del honor,  al egoísmo, actitud y afirmación de la propia identidad.  

Salvarse solo en estos tiempos que corren, parece ser la mejor solución.  Pero el engaño se cuela en nuestras venas. Como si fuera una capa gruesa de colesterol  Y nos enferma.  No somos solamente carne y hueso.  Piel y sangre. Sexo e instinto. 

Después de todo, pensamos, el 1 de enero será otro dìa.  Y cortar la última hoja del almanaque, un acto mecánico, un gesto tan habitual que no computamos como consciente.   Uno se verá igual el diía después .

Pero, a aquellos que vivimos en el otoño de la vida, un nuevo año, o un nuevo dìa es un milagro y un desafio.  Levantarse cada mañana, lavarse los dientes, peinarse, mirarse a los ojos y decir, yo puedo. Aún puedo.  Para quienes como yo, las arrugas y las canas, y las experiencias han sido el resultado de aprendizajes, muchas veces dolorosos, cada instante es una oportunidad, cada “ahora” es “el momento”, cada respiración  un premio. Por eso los primeros rayos de sol de la mañana nos fortalecen la sangre  la brisa que no sabemos de dònde viene nos refresca y alivia, y nos maravillamos con el canto incesante de esos pocos pàjaros que nos despiertan.

Por eso nos vestimos de esperanza.  Por eso agradecemos todas las bendiciones recibidas.  Por eso nos comprometemos con la vida, nos hacemos amigos de la lucha, nos entregamos a los sueños y a los ideales.   En este año, publiqué dos libros, inicié un blog, enseñé y me enseñaron, recuperé la visión de un ojo y con ello es como que empecé a ver cosas que suelen ser invisibles, conocí cientos de personas nuevas y valiosas, amé y me han amado, viajé, perdoné y  me perdonaron y cuando pude, compartí lo mío con los demás. Este año sumé.   Quedaron todavía muchas asignaturas pendientes de resolución, a veces no tuve la energía suficiente para desafiar mis tantos miedos. 

Por eso el año nuevo lo espero, para completar lo pendiente,  para llenarlo de alegrías, para colmarlo de propósitos, para construir y edificar, pero también para disfrutar del maravilloso regalo de la vida.

Lo mismo les deseo a ustedes, los que leen esto, a punto de brindar por el nuevo año.

UN ABRAZO PARA TODOS.
Silvio Lerer.