La mayoría de los conflictos familiares que llegan a mediación son aquellos relacionados con la relación de pareja: o lo que algunos autores denominan conflictos conyugales, habitualmente referidos a la separación de cuerpos o de bienes o al divorcio:, por eso hemos considerado apropiado hacer una referencia a los distintos tipos o clases de parejas y su forma de afrontar los conflictos.
Para ello, nos hemos valido de los estudios realizados por terapeutas familiares, especialmente de la Escuela de Milán en Italia y mediadores dedicados a este tipo de problemas que generalmente provienen de campos distintos al jurídico, en los Estados Unidos de América,, España y el Reino Unido.
Es en la pareja en donde se juega la tarea más gravosa de juntar las diferencias originales e irreductibles (género, generación y estirpe) que se dan entre el hombre y la mujer, de componer y regular el potencial conflictivo y la tensión constitutiva e implacable que tal “diferencia unida” lleva consigo.
Además como lo sostienen autores italianos “principalmente sobre la pareja que se grava la tarea de dar forma a través de la nueva familia, a una “mezcla” y a una difícil composición de historias familiares, de intercambios y transferencias de patrimonios a través de las nuevas generaciones. Todo esto en un contexto social más bien lejano de los códigos generadores propios del vínculo y de una valoración de la familia como sujeto de derechos y productora de bienes relacionales” (Cignoli y Scabini 2007)
Con esa perspectiva veamos entonces algunas calificaciones de los estilos o clases de parejas que suelen llegar a mediación.
1) Parejas peligrosas: los autores como Markman y colaboradores (1993) las distinguen en dos clases: a) los que siguen un modelo de solicitud-retiro y b) Los de reciprocidad negativa. En la primera, uno de sus integrantes hace una solicitud (la mujer generalmente). y el otro se retira; en la segunda el estilo agresivo de uno se combina con el estilo análogo del otro. En estas dos modalidades estas parejas viven continuos conflictos que se resuelven agresivamente, con violencia psicológica e incluso física. Es doctrina generalizada que muchos de los conflictos de estas parejas no se resuelven por mediación.
2) Parejas que se validan recíprocamente (ciclo de escucha y cooperación) y que son capaces de crear intimidad y de superar juntos los obstáculos.de la vida y de la convivencia en particular. Estás parejas tienen conflictos pero no requieren por lo general de ayuda externa para intentar solucionarlos. No suelen acudir a mediación.
3) Parejas inconstantes: son las que exteriorizan sus conflictos (usando al mundo externo como contenedor de sus discordias). El conflicto es actuado frente a los demás, a veces sin ningún pudor. En algunas oportunidades se busca que los terceros sean testigos de las “hostilidades” y consuelen, contengan, apoyen justifiquen, compadezcan a una de las partes. Pueden incluir una búsqueda de complicidad y de toma de partido por parte de esos s terceros. Suele haber victimización de uno y la consiguiente satanización del otro, Estas parejas suelen acudir a la mediación y poner en aprietos a los mediadores. Gritos ,llantos, acusaciones mutuas, violencia psicológica y hasta amenaza de violencia física aparecen como habituales . La lista de acusaciones es larga y se remonta a largo tiempo en algunos casos. La identificación de ciertos abogados con la postura de su cliente ( a veces por una cuestión de género) dificulta aún más la intervención del mediador, En las reuniones privadas o “caucus” es hasta posible que las partes intenten comprometer la neutralidad del mediador. .
4) Parejas que actúan su conflicto en el interior de las mismas y que también son inconstantes, con predominio de la confusión, la violencia y la alienación, factores que se hacen visibles cuando la relación se derrumba. Suelen ser parejas que se han venido agrediendo por meses o años, con frecuente incremento de la virulencia de sus disputas, acumulación de rencores, resentimientos, y deseos de venganza: pero en todos los casos, lavan su ropa sucia en la intimidad del hogar, tratando a veces inútilmente que el mundo externo no conozca la existencia de esa situación de permanente desavenencia. Los trapos sucios se lavan en casa es su frase preferida. En algunos casos suele haber violencia de género que se desarrollar a puertas cerradas y sin testigos: do. Alienados en su conflicto, suele haber un distanciamiento de los integrantes de la pareja respecto de sus familiares y amigos que podrían eventualmente intervenir e incluso mediar entre ellos. También se desea mantener las apariencias de una familia normal y sin problemas. No siempre para proteger a los hijos , sino también para mantener una imagen dentro su círculo social Si hay violencia física, por miedo vergüenza u otros factores, que varían según cada pareja, se disimula,, se oculta, o se buscan causas falsas para explicar los efectos. Hay un pacto o una imposición unilateral de secreto, que se rompe en el momento en que la relación se destruye y el sufrimiento lleva a sacar de la memoria las miserias y padecimientos. Las partes van a veces a mediación en caso de ruptura, para negociar la división de la sociedad conyugal, la forma en que encararan el divorcio, y asuntos vinculados con tenencia, alimentos y visita de los hijos menores. .Generalmente los conflictos de estas parejas son de difícil conducción para el mediador.
5) Parejas palomas, parejas halcones (Epstein y Santa Bárbara). Parejas “Siriri” (Lerer) Las primeras valoran más las intenciones y percepciones colaboradoras. Las segundas valoran más las percepciones e intenciones de ataque por un lado y de defensa por el otro. En el primer caso es posible que no se concrete una situación de conflicto. En el segundo, se trata de una “guerra” más o menos permanente, casi cotidiana.
Nosotros nos hemos permitido hacer un agregado en esta clasfiicaciòn, utilizando un modelo ornitológico: las parejas “siriri” . En una de nuestras frecuentes visitas a Colombia, se nos habló de un pájaro, el siriri, que prolifera en ese país desde los valles hasta alturas de 2600 metros o más sobre el nivel del mar y que también habita América Central y del Sur desde Costa Rica hasta la Argentina.
El sirirí o “tyrannus melancholicus” es un pájaro relativamente grande, con la panza amarilla, muy conocido por vivir en zonas abiertas, cerca de los seres humanos. Habita tanto en regiones húmedas como en zonas muy secas. Aparentemente, cada vez es más común en las altas montañas, donde sus poblaciones pueden estar siendo favorecidas por el calentamiento global.
El sirirí puede ser descrito sin muchos inconvenientes como territorial y agresivo. Ataca sin miedo a las aves rapaces (de mayor tamaño como los gavilanes) que pasan cerca de donde vive, especialmente cuando está anidando. Estos ataques se caracterizan por el gran escándalo que hacen los siriríes y por la intensidad con la que molestan a la gran ave que pasa. Debido a esta costumbre, propia de esta especie y otras parientes de ella, el lenguaje popular colombiano ha acuñado la expresión sirirí o sirilí para referirse a una cantaleta o a una persona insoportable. Por la misma razón, los ornitólogos clasifican a estas aves dentro del género Tyrannus, los tiranos del mundo de las aves.
Es la esposa insistente y repetitiva de sus quejas y juicios desfavorables, los reproches reiterativos hacia el marido (sos un cobarde, te achicas siempre, no se puede confiar en vos, sos muy grosero y mal educado, hacelo que esperas), o el esposo perfeccionista y rígido que continuamente hostiga a su mujer con críticas, desvalorizaciones y afrentas a veces frente terceros. (sos una inútil, estás cada día más gorda,, esta casa es un chiquero), Un cónyuge “siriri” suele también hostigar a los mediadores. Frecuentemente pide que se transmita a la otra parte pedidos imposibles, o de tono desagradable o humillante que solamente escalonarían el conflicto. Suelen poner a prueba la paciencia, la neutralidad y los nervios del mediador.
6) Parejas asociativas: En estas parejas se produce una simbiosis entre sus miembros que pierden la identidad individual. Hay una gran dependencia del uno y el otro. Prácticamente son uno. La dinámica cotidiana es muy compartida. Hay un alma y dos cuerpos. Suelen durar hasta la muerte de uno de sus miembros, lo que genera un tremendo impacto en el otro. Rara vez acuden a mediación, por un conflicto conyugal.
7) Parejas moleculares Cada miembro tiene una dinámica particular. Suelen tener una dinámica social muy amplia. El “estar con” nunca existió o se ha perdido. Cada uno lleva vidas paralelas pero continúan conviviendo dentro de un sistema. Para afuera dan una apariencia de normalidad y unidad que disimula esa doble vida, una coexistencia sin núcleo. El delgado hilo que unje a estas parejas que conviven casi sin verse, se rompe con la aparición de un tercero en discordia. El rencor escondido tras la indiferencia y agravado por el abandono o la infidelidad, las frustraciones y las recriminaciones se observan en las audiencias de mediación, en los que suele necesitarse reuniones separadas y un mediador que debe hacer “diplomacia de vaivén y a veces contar con la colaboración de un profesional asistente en el área psicológica. Suele haber una catarsis de niveles insospechados, en la que se echan hacia afuera rencores y desprecios que fueron escondidos con un barniz de liberalidad. La pareja abierta ejemplificada por la convivencia de Sartre y Simone de Bouvoir se convierte en un espejo roto.
8) Pareja acondicionadas: Cada uno tiene una identidad individual pero también conciencia de pareja y por eso son más conscientes de la crisis cuando ocurre. Se elige y se tiene necesidad de vivir el deseo con otro. Son las que más entran en conflicto pero no las más críticas, aunque la comunicación sea más emocional. Sus diputas cuando llegan a mediación, suelen generar confusión en el mediador, pues más allá de los gritos, las diferencia y las discusiones se percibe una corriente afectiva ocultada por la tempestad de la discordia temporaria. A veces las sesiones son inicialmente tormentosas y muy cerca de un acuerdo se observan gestos y palabras que apuntan a la vuelta a la normalidad.
9) Pareja liberal: Cada uno hace lo que quiere porque prácticamente todo está permitido, aunque hay que fijar las reglas. Algunas de estas parejas tienen carácter trasnsitorio y no duradero.(son romances con ritmo de video-clip) Otras, parejas mantienen el vínculo, por apariencias o porque les es conveniente (a uno de ellos o a ambos) .por razones económicas y sociales. Sus posturas y declaraciones pueden desconcertar a un mediador de mentalidad conservadora o en algún caso comprometer su imparcialidad y la calidad de su intervención. Una situación muy comprometedora para el mediador se puede dar cuando a pesar de sus mayores esfuerzos ambas partes le resultan profundamente desagradables..
10) Pareja posesiva: Es aquella en la que no se puede hacer nada sin contar con el otro. Abundan los celos. Van a todas partes juntos Son aquellos en los que es imposible hablar con uno de ellos sin que el otro escuche y termine contestando él Muchas de estas parejas se sustentan en el sometimiento o el carácter autoritario de uno de los cónyuges, o contrariamente en la falta de autoestima de uno de ellos. El conflicto se dispara, cuando uno de ellos se revela sea por cansancio de un estado de cosas que afecta su dignidad,, o porr acudir a un tratamiento terapeutico o cuando aparece,, no obstante el espionaje y control permanente, un tercero en discordia que impulsa a la ruptura del “yugo”.. Como toda disputa en la que la presión ha ido creciendo, suelen estallar con inusitada virulencia en las audiencias de mediación: las catarsis se suceden lo mismo que las agresiones verbales que imponen al mediador armarse de paciencia y demostrar sutilmente su autoridad como responsable del proceso, tratando de mantener en los posible una neutralidad difícil
11) Pareja indiferente.: Se han acostumbrado a estar juntos pero no se demuestran cariño, suelen agredirse verbalmente en público, su continuidad es inexplicable para los demás. Suelen durar muchos años. Hay tanta indiferencia y distancia que nunca se molestan en interrumpir la rutina. Su relación es un largo bostezo en soledad.y a veces en silencio.
12) Pareja empalagosa: Quizás ese exceso de demostraciones de afectos sin importar lo que piensen los demás, sea solo una etapa en la relación. Son las clàsicas parejas que enfrentan dificultades cuando llegan los hijos y monopolizan el tiempo de la mujer y desplazan a segundo plano la relación de la pareja. Antes se hablaba de la picazón del séptimo año. En mediación comprobamos a diario que ya no demora tanto ese escozor: las relaciones suelen quebrantarse muchos años antes, y en la mesa de mediación aparecen hostilidades y agresiones que hacen dudar al mediador sobre si esa etapa de amor apasionado existió alguna vez. Parafraseando a Borges, solemos pensar que “no los une el amor sino el espanto”.
13) Pareja dependiente: En estas parejas no hay solo dependencia del uno al otro sino sometimiento. Siempre es uno el que decide. El otro a veces va perdiendo su propia identidad es como hubiera sufrido un lavado de cerebro. El cónyuge sometido es un ser diluído, algo asi como un helado que se derrite y pierde su forma. En estas parejas simbióticas, el conflicto está latente durante toda la vigencia de la relación pero muchas veces no aparece a la superficie y la parte sometida no busca ayuda profesional para salir de esa situación. Si por una circunstancia excepcional la relación sufre una ruptura, las mujeres desconocen el patrimonio que compone la sociedad conyugal, en que Bancos locales o del exterior está guardado el dinero, e ignoran como se ejecutan algunas tareas que para otras son rutinarias: hacer un cheque, cobrarlo, pagar los servicios e impuestos, ,conducir un venìculo,, manejar el dinero y otros bienes, Es evidente que este tipo de situaciones se daban más en el pasado, en el que la mujer no salía de su casa para trabajar, pero a diario nos encontramos con situaciones como las descriptas en mediaciòn , También nos encontramos con la clásica mesa despareja , por el desequilibrio en las habilidades y tácticas de negociación, entre el marido y la mujer, y esa situación se debe compensar con una intervención de gran sutileza.
14) Pareja destructiva o disfuncional: Conviven pero en el desacuerdo, la discusión es parte de su relación o quizás la base de la misma. Son parejas tan “desparejas” que uno se pregunta al recibirlos en mediación como es que han podido durar juntos tanto tiempo. Como dice Lisa Parkinson, estas son parejas en furioso y abierto conflicto. Las expresiones de sentimientos suelen ser muy apasionadas, hay una batalla destructiva que el mediador debe evitar prolongar, con una intervención mayor de su parte y una estructuración más cuidadosa de las sesiones.
BIBLIOGRAFÍA
Cigoli Vittorio y Scabini Eugenia: La mediación familiar: el horizonte relacional simbólico, en "El cuidado de los vínculos. Mediación familiar y comunitaria. María Isabel González , Editora académica, Editorial Universidad del Rosario, Colección Textos de Psicología., Bogotá, 2007, pags. 28 y sgts.
Epstein , N.B. and Santa Barbara, J. “Conflict behaviour in clinical couple interpersonal perceptions and stable outcomes” En Family Process, 1975, 14, pp.51-56.
Gottman , J.M. “ What predict divorce? Hilldale , Erlbaum; 1994.
Haynes, John M. “Fundamentos de la mediación familiar” 1era Edición, Madrid, Editorial Gaia, 1995
Haynes, J y Haynes, G: “La mediación en el divorcio, Barcelona, Gránica, 1997.
Markman, H.J.; Renick, M; Floyd F.J; Stanley,S.M.;and Clemens M. “Preventing marital distress through comunication and conflicto management training, a 4- and 5- years follow-up. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 1993, 61 pp.70-77.
Parkinson, Lisa: “Mediación Familiar. Teoría y Práctica: Principios y estrategias operativas. Con apéndice de Ana María Sánchez Durán, Barcelona, 2005, Editorial Gedisa ,S.A.
Rausch ,HL; Barry, W.A.; Hertel , RH. And Swain, M.E. “Communication and conflicto in marriage• San Francisco, Jossey Bass, 1974
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